El cuidado y respeto por el medioambiente es una de las cuestiones que han ganado mĆ”s impacto en la sociedad en los Ćŗltimos aƱos. Y esto, sin duda, es una noticia extraordinaria y que no podemos dejar de lado. La Tierra nos exige que estemos mĆ”s pendientes que nunca de un asunto como este porque la degradación de nuestro entorno es mĆ”s que evidente. Ni que decir tiene que hablamos de uno de los problemas mĆ”s graves a los que nos enfrentamos y es lĆcito y lógico que todo el mundo (personas, familias, empresas y Administración PĆŗblica) ponga su granito de arena para paliar los nocivos efectos que el propio ser humano ha ido forjando.
Una de las tareas en las que hemos ido progresando de un modo sustancia ha sido la que ataƱe a la reducción de plĆ”sticos. Sin duda, habĆa un exceso en el consumo de plĆ”sticos de un solo uso en la sociedad del siglo XXI. Y todos y cada uno de nosotros y nosotras era responsable: las personas, las entidades, los gobiernos… Nadie puede evadirse de este tema e intentar minimizar su parte de culpa. Los problemas se arreglan reconociendo que existen y reconociendo asimismo que hemos podido hacer mĆ”s para prevenir su aparición.
SegĆŗn una noticia que vio la luz en la pĆ”gina web de National Geographic, las empresas estaban dando el do de pecho en lo que tiene que ver con la manera en la que iban a reducir plĆ”sticos. Ni que decir tiene que eso era de una importancia sublime, porque hablamos de uno de los temas que mĆ”s incidencia tiene en la degradación de nuestro entorno. La apuesta por envases biodegradables, por ejemplo, es una de las cuestiones que aparecen en ese artĆculo y que las empresas mĆ”s han puesto en funcionamiento de un tiempo a esta parte.
Según una noticia que vio la luz en la pÔgina web de Newtral, España fue capaz de reducir el consumo de bolsas de plÔstico en un 23% en tan solo un año, un dato que es meritorio pero que debe seguir prolongÔndose con el paso de los años. La verdad es que el tiempo se nos echa encima en lo que al cuidado el planeta se refiere y necesitamos poner toda la carne en el asador para que nada pueda complicarnos mÔs las cosas en este sentido, que bastante complicadas estÔn ya.
La lucha contra la degradación de nuestro entorno es una de las cuestiones que mÔs nos deben importar en los momentos en los que nos encontramos. Y, en el caso de las empresas, esto estÔ convirtiéndose en una realidad de manera progresiva. Lo observamos, por ejemplo, en la reducción del consumo de bolsas de plÔstico de un solo uso y en el aumento de la apuesta por las bolsas biodegradables. Según lo que nos han confirmado los profesionales de BioplÔsticos Genil, la apuesta de las empresas por este tipo de objetos ha crecido en mÔs de un 50% en el interior de nuestras fronteras.
Una cuestión en la que todo el mundo ha de ir de la mano
Estamos ante una de las necesidades mĆ”s grandes que tenemos en la Tierra y no cabe la menor duda de que el asunto requiere del compromiso de todas las personas, empresas y autoridades pĆŗblicas. Ninguno de los eslabones de esta cadena debe fallar a la hora de cumplir con su cometido, porque en el caso de que asĆ sea, estaremos contribuyendo a hacer posible que la degradación del entorno en el que nos movemos siga formando parte de nuestro dĆa a dĆa. Y no es eso precisamente lo que necesitamos ahora mismo.
El ser humano ha degradado su entorno durante dĆ©cadas sin que nada se lo haya impedido. Entre todos, hemos ido aumentado el consumo de plĆ”sticos de un solo uso, de carburantes, hemos provocado mĆ”s vertidos en los rĆos y mares… y estĆ” claro que eso ha jugado en nuestra contra en la actualidad. Es hora de que le demos la vuelta a las tornas y que empecemos a cuidar de nuestro entorno. Si no es ahora, vamos a pagar las consecuencias nosotros mismos y no las generaciones venideras. Os lo podemos asegurar.
Hay que apostar por las energĆas renovables, los plĆ”sticos biodegradables, los vehĆculos elĆ©ctricos y un sinfĆn de cuestiones mĆ”s que hagan de nuestro mundo un lugar mucho mĆ”s adecuado para la vida humana. Y, si no es asĆ, tendremos que hacer frente a las consecuencias de nuestros actos con todo lo que eso conlleva. Lo que estĆ” claro es que, si no somos capaces de cambiar las cosas, vamos a sufrir una pĆ©rdida en la calidad de vida y bienestar impresionante y que vamos a notar en demasĆa.