Pistachos

Somos el primer productor de Europa de pistachos.

Actualmente, nuestro país es el primer productor de Europa de pistachos y se encuentra entre los 5 primeros del mundo. Te contamos cómo un cultivo originario de Oriente Medio, que nunca ha formado parte de nuestros productos agrarios tradicionales, ha cuajado de tal manera en la agricultura española.

Hoy hay casi 60.000 hectáreas dedicadas al pistacho en España. De ellas, 46.000 se encuentran en Castilla-La Mancha. Es un cultivo en proyección. Muchos agricultores están dedicando tierras que antes destinaban a la plantación de cereales y otros cultivos de secano para el cultivo del pistacho.

Esta reconversión se ha producido en poco más de 10 años. Hace 15 años, Alfredo Pérez, de Valladolid, presidente de Pistacy!, una pequeña empresa familiar, decidió apostar por el pistacho. Ante los breves márgenes de beneficio que ofrecen los cultivos tradicionales como el trigo o la remolacha, vio en este fruto seco una opción de negocio.

“Es un cultivo lento” – comenta el agricultor castellano – “necesitas siete u ocho años para que empiece a producir. Eso sí, luego la cosecha va en aumento.” “No es el oro verde, como algunos opinan, es una inversión a largo plazo. Tiene una mayor rentabilidad que el almendro o el nogal, ya que se paga mejor y tiene más aplicaciones en la restauración y en la industria alimentaria.”

La gran demanda de este producto, unido a su escasa oferta, está haciendo que muchos agricultores castellanos se pasen a la producción de pistacho. Todo eso, junto a que las condiciones en las que crece este cultivo son similares a las que se da en el campo castellano.

Como consecuencia de ello, el pistacho es un cultivo con una gran proyección. Se calcula que la producción de pistacho se multiplique en España en los 5 próximos años. Pasando de ser del quinto al cuarto productor mundial.

La historia del pistacho. 

El pistacho es un cultivo con más de 7.000 años de antigüedad, proveniente de Irak, la antigua Persia. Dice la web American Pistachio Grower que hay referencias al pistacho en el antiguo testamento (Génesis 43:11).

La reina de Saba estaba fascinada con este fruto seco, hasta el punto de exigir que toda la producción de pistacho de su reino se enviara a la corte.

En Persia, la producción de pistacho era un signo de distinción social. El pistacho tostado se usaba como aperitivo en las recepciones y fiestas de los sultanes. Esto no impedía que este ingrediente se integrara en multitud de recetas tradicionales elaboradas por el pueblo llano, principalmente, en elaboraciones de pastelería.

Alejandro Magno descubre el pistacho en sus incursiones por Asia y lo introduce en Grecia. Posteriormente, el emperador romano Tiberio, en el siglo I antes de Cristo, lo llega a plantar en Italia y en España.

A pesar de ello, es el Islam, durante la edad media, el encargado de extender el cultivo de pistacho por el Mediterráneo y el norte de África. La gran adaptabilidad y resistencia del árbol del pistacho (Pisticia Vera), el cual soporta temperaturas extremas y climas secos, facilitó que este cultivo se exportara con facilidad.

En 1880 los pistachos llegan a Nueva York de la mano de inmigrantes provenientes de los territorios del imperio Otomano y del este de Asia. Pronto, este fruto seco se convirtió en un interesante aperitivo para bares y restaurantes. El eslogan “Una docena por 5 centavos” se leía con frecuencia en las pizarras de los locales neoyorkinos. Los clientes pedían su tapa de pistachos para acompañar la bebida por una moneda más.

La popularidad que el pistacho alcanzó en Norteamérica hizo que ingenieros agrónomos del país realizaran cruces genéticos para producir árboles de pistacho que tardaran menos tiempo en madurar, años para que empiecen a dar frutos, y se multiplicara la producción por árbol. Los pistachos de hoy en día poco tienen que ver con los que comía la reina de Saba.

Aplicaciones del pistacho.

Para la mayoría de los occidentales, el pistacho es ese snack exótico, que se sirve con cáscara y tomamos como aperitivo. Sin embargo, sus utilidades en la industria alimentaria no dejan de crecer.

El pistacho picado es un topping habitual utilizado en repostería. Los Cup Cakes, un pastel norteamericano que se ha vuelto bastante popular y que consiste en una magdalena rellena, con una crema pastelera por encima y un topping decorativo como remate, utilizan el pistacho tanto en la decoración como en las cremas. La crema de pistacho la encontramos también como relleno en croissants y berlinas.

En Italia, otro país europeo en el que se introdujo el pistacho, lo podemos ver como ingrediente de platos salados. Con el pistacho se pueden elaborar ricos pestos con los que condimentar la pasta. A su vez, el pistacho picado añade un punto crujiente a platos de pescados, carnes blancas y ensaladas.

El pistacho se utiliza en la elaboración de bebidas. Permite darle un toque de cremosidad al producto sin necesidad de recurrir a natas y derivados lácteos. Por lo que es más digestivo y apto para personas con intolerancia a la lactosa.

Incluso, para preparar cafés y cocteles, existen jarabes y siropes de pistacho que aportan un toque especial.

Recientemente, el pistacho se ha empezado a utilizar en cosmética, ya que posee propiedades antioxidantes que retrasan el envejecimiento de la piel.

Las cáscaras de pistacho son una perfecta cobertura para la jardinería y la agricultura, puesto que conserva la humedad del suelo. Como con el cerdo, con el pistacho se aprovecha todo.

Zonas de España donde más se planta el pistacho.

El periódico El Economista define a Castilla-La Mancha como “El Texas del Pistacho.” Esta región es con diferencia el principal productor de pistacho del país. De allí proviene el 75% de la producción nacional. Repartida entre las provincias de Ciudad Real, Albacete y Cuenca.

Las condiciones del campo manchego son idóneas para el crecimiento de esta planta. Baja pluviosidad y veranos soleados y calurosos. Quizás, el único inconveniente sean los inviernos fríos, pero al ser un árbol con una floración tardía, hace que el frío del invierno le afecte menos.

A esto hay que añadir un programa de incentivos por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que promueve la extensión de este cultivo desde un enfoque estratégico.

Si bien, Castilla-La Mancha es la punta de lanza, no es el único lugar de España donde se está extendiendo la producción de pistacho. Andalucía es la segunda región productora de este fruto seco. En concreto, en provincias como Málaga, Granada y Córdoba.

Por otro lado, el pistacho ha encontrado en las amplias llanuras de Badajoz un terreno fértil en el que prosperar. Comarcas como el campo de Cariñena, en Zaragoza, y algunas zonas de Teruel y Huesca han mostrado un gran potencial para el desarrollo de este cultivo.

Castilla y León fue una de las primeras comunidades autónomas en las que se introdujo la producción de pistacho a nivel industrial De hecho, provincias como León, Zamora y Valladolid son referentes en este cultivo. Sin embargo, si la comparamos con otras zonas, su producción ha quedado estancada.

Como vemos, el pistacho es un cultivo con un gran potencial en nuestro país. A pesar de ello, algunos agricultores lo siguen viendo como un cultivo exótico y foráneo. Para aquellos campesinos que aún tienen dudas, Pablo Torres, agricultor manchego, nos recomienda hablar con Viveros La Herriza, un vivero de plantas de pistachos con más de 25 años de experiencia. Comenzaron con trabajando olivos y almendros y de un tiempo a esta parte han apostado de manera firme por el pistacho. Pablo cuenta, que además de encontrar plantas para iniciar el cultivo, estos distribuidores te asesoran y despejan tus dudas, como hicieron con él.

Beneficios del pistacho para los agricultores.

Queremos terminar este artículo, en el que comentamos este hito económico, resumiendo algunas de las ventajas que el pistacho ofrece a los agricultores. Lo que hace que sea una alternativa atractiva. Son las siguientes:

  1. Alta rentabilidad. El pistacho ofrece un precio de mercado elevado y estable, lo que lo convierte en un cultivo más rentable que otros tradicionales como el cereal o incluso el olivo, en algunas zonas.
  2. Gran demanda. Existe un aumento sostenido del consumo mundial de pistacho, especialmente en Europa, donde todavía hay déficit de producción, lo que garantiza buenas oportunidades para los agricultores españoles.
  3. Adaptación al clima español. El pistacho se adapta bien a las condiciones climáticas de la meseta y zonas semiáridas, con inviernos fríos y veranos calurosos. Una opción interesante para la agricultura extensiva de secano.
  4. Longevidad del árbol. Un árbol de pistacho bien cuidado puede ser productivo durante más de 50 años, lo que garantiza ingresos a largo plazo.
  5. Apoyo institucional y ayudas públicas. El crecimiento del pistacho en España está respaldado por planes de desarrollo rural, asesoramiento técnico y subvenciones, lo que facilita iniciarse en el cultivo
  6. Alta demanda en la industria. Además de vender el fruto en bruto, los agricultores pueden beneficiarse de la demanda industrial, aumentando la rentabilidad de la explotación.

Como vemos, la producción española de pistacho no es solo una realidad, sino una opción cargada de futuro.

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