Sarro, más vale prevenir aunque se puede eliminar

Todos sabemos lo que es el sarro. Al menos de oídas. Es posible que aquellos que no lo padezcan o hayan padecido, no tengan muy claro de que va este asunto. Sin embargo, en odontología, el sarro y los dientes “picados” son el día a día. Para los profesionales de este campo, el sarro también se conoce como calculo y, consiste en una acumulación de la placa bacteriana en los dientes y encías. Esta acumulación se mineraliza y calcifica a consecuencia de la amalgama de bacterias, saliva y calcio. Esta mezcla poco saludable, se transforma en una capa dura y de color amarillento o marrón que, no solo afecta a la salud bucodental, también afecta a nivel estético. Las consecuencias más directas del sarro, pueden implicar caries o enfermedad periodontal.

Uno de los lugares de preferencia para que el sarro se acumule, es la zona cercana a la salida del conducto de las glándulas salivales, como puede ser, detrás de los dientes delanteros inferiores o la parte posterior de los superiores. Existen casos en los que el sarro, se torna negruzco a consecuencia de factores como una elevada concentración de hierro en la saliva. Este tipo de sarro en particular puede hacer acto de aparición en otras zonas de la pieza dental, aunque suele afectar a las muelas. La buena noticia es que, a pesar de su fealdad, puede tratarse con una buena higiene bucal y la conveniente limpieza profesional.

Teniendo presente que el sarro es una de las causas más frecuentes de visita al dentista, sobre todo a nivel estético, todo sea dicho, nos hemos acercado a la clínica dental Unova, en cuya clínica tratan con el sarro a diario. Gracias a ellos, hemos conocido esta cuestión de salud bucal con mayor profundidad. Uno de los aspectos en los que coincide el sector es que hay que concienciar a la población sobre el sarro y los problemas de salud bucodental que puede ocasionar, más allá de la estética.

Consecuencias del sarro

Como decimos, la presencia de sarro en los dientes, puede ocasionar numerosos problemas de salud dental en caso de no tratarse. Ignorar su presencia puede afectar en gran medida a la salud de nuestra boca y dentadura. Debemos señalar que el sarro dental atrapa comida entre los dientes, lo que termina por producir el indeseable mal aliento y un sabor desagradable en la boca.

A mayor tiempo de permanencia en la boca, mayor acumulación de bacterias a su alrededor. Estas bacterias, aliadas del sarro, pueden dedicar su tiempo a corroer el esmalte dental, lo que favorece la decoloración de los dientes y que se produzca caries. Además de producir caries, la presencia de sarro puede convertirse en el origen de enfermedades más relevantes como la gingivitis o periodontitis que afectan a la encía. Por otro lado, existen estudios que relacionan el sarro que no se elimina de forma conveniente, con problemas sistémicos como pueden ser la diabetes o enfermedades cardiacas.

Determina si se padece de sarro es sencillo. La aparición de manchas amarillentas o vetas de color marrón oscuro a lo largo de la línea de las encías o, incluso en cualquier otra parte del diente en la que se puedan acumular restos de comida, es un claro signo de sarro. Basta con mirarse al espejo para comprobar su existencia y en qué medida afecta a los dientes y encías. Encontrar manchas descoloridas en los dientes delanteros que no se eliminan al cepillarse, es con toda probabilidad, signo de sarro dental.

Otra manera de determinar su presencia es palpara los dientes con la lengua. En este caso, se sentirá áspero y abrasivo, a diferencia de la superficie lisa de los dientes. Aunque la forma más certera y eficaz para diagnosticar su presencia, no es otra que acudir al dentista. En algunos casos, el sarro es difícil de detectar a simple vista o mediante la palpación, pero los profesionales de la salud bucodental, disponen de técnicas y herramientas especiales para su detección.

Entender cómo se forma el sarro, puede ayudar a actuar en consecuencia para su prevención. La acumulación de bacterias y otras sustancias en la placa bacteriana posibilitan su aparición. El sarro se compone de minerales como el fosforo, el calcio y el magnesio procedentes de la saliva y otras fuentes como la comida. Una vez que la saliva entra en contacto con las partículas que componen la comida, ayuda a que se conviertan en sarro.

Una mala higiene dental, es la principal aliada de su aparición. Si a esto, añadimos hábitos como el tabaquismo, algunos medicamentos que producen sequedad en la boca, el consumo de café o vino tinto en exceso, té negro o productos con mucho azúcar, no hacemos otra cosa que fomentar y promover su aparición.

Otro factor a tener en cuenta es el pH de la saliva. Este aspecto influye en la aparición de la caries y la acumulación de sarro, sobre todo en aquellas personas que tienen un pH más bajo.

¿Eliminar el sarro sin ir al dentista?

Debemos hacer hincapié en que no es la mejor opción. Eliminar el sarro por cuenta propia no es la mejor idea aunque existen algunos truquillos y consejos de dudosa efectividad para hacerlo. Los profesionales de la odontología, coinciden y son rotundos al respecto: no se puede eliminar el sarro en casa. En el caso de detectar su presencia, lo mejor es acudir a un profesional y eliminarlo completamente con una limpieza profesional.

Como ya hemos repetido anteriormente, el sarro tiene mayores consecuencias que la mera estética. Provoca placa bacteriana que deriva en otros problemas como caries o gingivitis. Por lo tanto, la mejor manera de eliminar el sarro sin ir al dentista, no es otra que la prevención. No fumar, no tomar café y cepillar los dientes de forma adecuada y periódica son los primeros pasos de la prevención. La alimentación juega por igual un papel esencial en la prevención. Añadir manzanas y zanahorias en la dieta, minimizar el consumo de pan de molde o bebidas azucaradas, son algunas de las pautas más aconsejables.

Algunos de los remedios caseros que pueden ayudar a ablandar el sarro aunque, recordemos que, la mejor opción es la limpieza profesional, pasan por el bicarbonato o el limón. Algunos dentistas no son contrarios a estos remedios, pero siempre con cautela.

El bicarbonato de sodio se utiliza de forma sencilla, basta humedecer el cepillo en agua tibia e introducirlo en una mezcla de bicarbonato y sal, con la que cepillar las zonas afectadas. Un enjuague con el zumo de medio limón, diluido en agua tibia, puede ayudar a ablandarlo, blanquear los dientes y desinfectar. Del mismo modo, el agua oxigenada diluida en agua tibia, ayuda en los casos más leves. Aunque lo mejor puede ser utilizar un cepillo de dientes eléctrico con la potencia necesaria para ir eliminando el sarro más superficial.

El vinagre de sidra de manzana, es otro remedio natural que como enjuague, puede ayudar a eliminar el sarro, rompiendo los depósitos de los dientes. Así como el aceite de coco, un método que consiste en hacer gárgaras durante quince o veinte minutos con este tipo de aceite. Elimina bacterias y fortalece las encías.

Estos consejos, pueden ser útiles y ayudar en cierta medida. Sin embargo, repetir de forma asidua este tipo de pautas puede conllevar un desgaste del esmalte dental y sus consecuencias. Por lo que en caso de padecer de un sarro persistente y en gran cantidad, lo mejor es acudir al dentista y, tras la limpieza, trabajar en la prevención de su aparición.

Las pautas más recomendadas son cinco y suelen ser suficientes para no tener que recurrir a las limpiezas de boca más específicas como el curetaje. Siendo sin lugar a dudas, la primera norma y pauta, el cepillado regular de los dientes. Cepillar la dentadura tras cada comida o al menos dos veces al día, dedicando al menos dos minutos a cada cepillado.

Tras el cepillado, o antes de ir a dormir, utilizar el hilo dental o los cepillos interproximales, para eliminar los restos de comida que quedan acumulados en los dientes y encías.

No hay que olvidarse de la lengua. La tercera recomendación es limpiar la lengua varias veces al día. Hacerlo desde la parte interna hacia la punta es la mejor manera de eliminar las bacterias acumuladas.

Utilizar un enjuague bucal dos veces al día. Con esta práctica se mantienen sanos los dientes y encías. Por último, utilizar un irrigador bucal que permite limpiar las zonas más inaccesibles como puede ser, bajo las encías.

En conclusión, el sarro es uno de los problemas bucodentales más comunes y habituales. No debería ser así, dado que su prevención es verdaderamente sencilla, basta con mantener una buena higiene bucodental y acudiendo al dentista de forma regular. No obstante, existen diversos remedios caseros que, si bien no van a eliminar una placa de sarro bien arraigada, puede ayudar a ablandarla y prevenir su acumulación. Aunque sin ningún tipo de duda, la mejor solución, pasa por acudir al dentista y hacerse una limpieza dental profesional, para después, trabajar en la prevención de su aparición.

 

 

 

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