En mis años de universidad había una tradición muy curiosa que se hacía en mi residencia cuando llegaba el frío definitivamente. Hablamos que en Alicante, la ciudad donde yo estudié, los otoños podían camuflarse fácilmente como meses de verano cubiertos de una sudadera o chaqueta para la noche. Y el frío muchas veces tardaba en llegar hasta el punto de que algunos noviembres todavía se podía ir a la playa.
Por eso, cuando el frío terminaba por llegar, y el conserje se decidía a poner la calefacción, la cocina organizaba un día de comidas fuertes para celebrar que por fin podíamos disfrutar de las fabadas, lentejas y sopas con pelotas sin miedo a que nos diera un soponcio por el calor. Quizá haya un poco de exageración en esto, pero lo que si que es cierto es que durante un día ganábamos al menos dos kilos.
Lo que también recuerdo de aquella época era que se empezaba a ver con frecuencia en las cantinas la bollería industrial y los snacks repletos de azúcar, que hoy en día son totalmente normales. Eso si, de los años noventa a día de hoy la dieta ha cambiado muchísimo, hasta el punto de que para muchas personas la comida precocinada se ha vuelto algo habitual en la dieta, cuando no puede ser así.
Lo que hay que hacer es comer principalmente fruta y verdura, y quizá sea mejor comer fruta por su sabor dulce. Además, en otoño aparecen frutas realmente sabrosas que endulzarán las tardes frías. En el artículo de hoy vamos a hablar precisamente sobre cuáles son las frutas de temporada que podemos comer en otoño, destacando las naranjas, mandarinas y cítricos en general.
Frutas y verduras de temporada, la clave para disfrutar con la comida
El otoño es la estación en la que los días empiezan a ser más cortos y más frescos y puede haber mucha lluvia. Todavía quedan frutas refrescantes, pero llegan otras frutas nuevas que son más consistentes. Muchas tienen colores muy vivos, lo que significa que nos aportan pigmentos con acción antioxidante que contribuyen a que mantengamos el sistema inmunitario en buenas condiciones y a prevenir enfermedades como el cáncer.
Aun así, todavía podemos aprovechar, al principio de esta estación, algunas frutas como los arándanos, las frambuesas, las moras, las ciruelas, los melocotones (de Lérida y Aragón), el melón y la sandía. Todas ellas tienen substancias con poder antioxidante y se acabarán pronto. Y si en agosto la higuera da sus primeros frutos, las brevas, en octubre volverá a proporcionarnos frutos nuevos: los higos. En los dos casos, se trata de una fruta rica en azúcares, fibra y antioxidantes.
La variedad de manzana golden supreme, grande, redonda y amarilla, es de las primeras en llegar y se mantendrá todo el otoño. Esta fruta tiene un alto contenido en agua (el 85%) y en fibra, y aporta muy pocas quilocalorías. Además, es rica en unos elementos fitoquímicos, los flavonoides, que tienen propiedades antioxidantes. Si se consume cruda, estimula el tránsito intestinal, y si se come cocida o rayada, produce pectina (un jugo espeso y marronoso), con efectos astringentes.
Otra fruta típica es el membrillo, baja en calorías y con poco contenido en azúcares, pero como no se consume cruda y sí en forma de confitura, el membrillo, acaba teniendo una elevado contenido en azúcares. A parte de aportar potasio, lo más interesante del membrillo es la gran cantidad de fibra que contiene en forma de pectina y mucílagos, además de los taninos (con gran poder astringente).
Para acabar con la fruta tradicional, en otoño nos llegan las frutas más características de la siguiente estación, el invierno: las naranjas, las mandarinas y los pomelos, que son muy valoradas por su contenido en vitamina C y ácido cítrico, que tiene acción desinfectante. En octubre ya se pueden comprar naranjas de la variedad navelina, y en noviembre navel. Entre las mandarinas, las primeras en llegar son las de la variedad clementina.
Tener cítricos frescos recién recogidos del árbol es cada día más sencillo gracias a empresas como Naranjas al Día, que entrega en la puerta de casa los cítricos recolectados el mismo día que el cliente hace el pedido, conservando de esta manera toda su frescura y su sabor, sin tener que moverse de casa.