En cuanto nos enfrentamos a un diagnóstico de demencia senil o alzheimer, quien más y quien menos sabe todo lo que conllevan hoy en día estas enfermedades neurológicas degenerativas. La noticia cae como un jarro de agua fría, al saber que no tiene marcha atrás, avanza y va a peor. Presenta sus fases progresivas pero el resultado suele ser normalmente el mismo y no presenta trazas muy positivas.
A pesar de los progresos médicos en estos campos, todavía no ha aparecido un tratamiento esperanzador definitivo, pero cada vez se presentan más opciones para mantener una calidad de vida, medianamente digna, como son los cuidados por personal cualificado, que conocen perfectamente estas enfermedades y sus fases.
Tengo una amiga. Su padre, con 84 años tiene demencia senil y su madre empezó con alzheimer a los 64 años, ahora tiene 73. La enfermedad ya está muy avanzada. Ella tiene dos hijos y cambió su residencia habitual a una más cercana a sus padres para hacerles la comida, cuidar mínimamente su higiene, acompañarlos en sus paseos diarios, y controlar las noches en vela, de desesperación y llanto. Pasados dos años, mi amiga, sufrió una inflamación de intestino delgado, un posible Crohn, y tuvo que estar ingresada una semana, por lo que sus padres quedaron sin, digámoslo así, apoyo logístico. Cuando ya estuvo recuperada, se percató de que ella no podía soportar ese nivel de tensión y optó por internarlos en una residencia geriátrica.
El principal riesgo del cuidador de un enfermo de Alzheimer es la sobrecarga. El cuidador puede llegar a somatizar enfermedades, a presentar problemas físicos irreales provocados por una gran sensación de estrés, de cansancio e irritabilidad… Eso le pasó a mi amiga, que al final no tuvo la enfermedad de Crohn.
Cuidar en casa a una persona con este tipo de enfermedades irreversibles y degenerativas, es una tarea difícil, constante y algunas veces puede volverse insostenible. Además, el proceso de esta enfermedad puede alargarse hasta 15 años. Además de exigir dedicación, prácticamente exclusiva, también es necesario acondicionar el lugar de residencia, para evitar accidentes o situaciones desagradables.
Los enfermos presentan tales niveles de desorientación espacio temporal que exigen 24 horas de cuidados continuos, por lo que una de las mejores opciones es confiar en las manos de especialistas y profesionales, como es el caso de la residencia Benviure donde realizan terapias especializadas en el desceleramiento y mantenimiento de la demencia senil. Todo ello llevado a cabo por el dispositivo médico más cualificado de Cataluña, escogido mediante una exigente selección para poder ofrecer a los pacientes y sus familias el mejor apoyo profesional y humano.
Ventajas de la residencia frente a la cuidadora a domicilio
Es posible que llegado el momento te sientas mal por tener que ingresar a un familiar en una residencia, pero tranquil@, muchas veces es lo mejor. La persona encargada de cuidarlo, aunque posea una formación relacionada, no es capaz de cumplir las demandas de la persona enferma. A veces se requieren cuidados especializados que sólo pueden recibir en un centro de ancianos, ya que en estos centros cuentan con los servicios de un equipo multidisciplinar de profesionales, médic@s, enfermer@s, auxiliares, psicólog@s, terapeutas ocupacionales. Además las mejores residencias ofrecen unas amplias instalaciones donde se pueden desarrollar diferentes actividades físicas y mentales, juegos, gimnasia, pintura… en función de sus capacidades.
El hecho de tener que cuidar a una persona con alzheimer puede ser algo muy duro, sobre todo cuando la enfermedad está ya avanzada o la persona responsable del cuidado del enfermo o enferma ha llegado también a cierta edad.
Por eso, llegado el momento, recuerda que lo haces por el bien de tus seres queridos, y por el tuyo mismo, ya que la salud de las personas que conviven día tras días con esta enfermedad, puede verse gravemente deteriorada.